miércoles, 13 de julio de 2016

FILMOGRAFÍA CLÁSICA... "LA LOBA" (1941) WILLIAM WYLER


Basada en una obra de la dramaturga Lillian Hellman fue uno de los mayores triunfos en la carrera de Bette Davis, hasta el punto de que su personalidad cinematográfica quedó asociada a este apodo dadas las características del personaje de Regina Giddens, una mujer ambiciosa, manipuladora, fuerte y sin escrúpulos, muchas de las cualidades que conformaron la personalidad cinematográfica de Bette en la pantalla. Lo cierto es que el papel protagonista de la obra se ceñía como anillo al dedo al temperamento artístico de Davis y está aprovechó la oportunidad brindando una de las interpretaciones más soberbias de su extensa filmografía y de la historia del cine. Su talento y el del director William Wyler hicieron que el filme se convirtiera en uno de los clásicos imperecederos del melodrama sureño americano, como ya habían conseguido tres años antes con “Jezabel”, otra interpretación poderosa que le valió a Bette el Oscar a la mejor actriz de 1938, dirigida igualmente por Wyler, amante por aquel entonces de la estrella.


La obra escénica fue estrenada en 1939 por Tallulah Bankhead una de las reinas de Broadway, obteniendo un sonado éxito de crítica y público. Sin embargo esta actriz fue descartada para la adaptación a la pantalla, posiblemente por ser una desconocida para el público internacional ya que se prodigó muy poco en cine, su interpretación más famosa sería en la claustrofóbica “Naúfragos” (1944) de Alfred Hitchcock. El rechazo de la productora a su creadora original para interpretar el personaje que había hecho célebre en escena en favor de Bette, hizo que ambas actrices vertieran comentarios poco agradables la una sobre la otra en virtud del difícil carácter de ambas divas, iniciando una rivalidad histórica. Más allá de la anécdota mitómana hay que reconocer que Bette estuvo soberbia en el papel, realizando una creación absolutamente personal por la que obtuvo una nueva nominación al Oscar como mejor actriz de aquel año, aunque este fue a parar a manos de la dulce Joan Fontaine, hermana de Olivia de Havilland, por su interpretación de esposa amenazada en “Sospecha” de Alfred Hitchcock.


Sin duda alguna la fuerza de la película reside en la parte interpretativa, arropada por un plantel de actores formidable. A la estrella absoluta de la historia le acompaña un reparto de secundarios, que se cuentan entre lo mejor del cine de la época, entre los que se encuentran Herbert Marshall, un actor sobrio y contenido, que fue también el sufrido esposo de Bette en otro clásico inmortal "La carta" (1940), Dan Duryea, Richard Carlson o la excelente Patricia Collinge como la delicada y alcohólica cuñada de Regina, nominada al Oscar a la mejor actriz secundaria por su interpretación, al igual que Teresa Wright una actriz de extraordinaria sensibilidad que interpretaba a la inocente hija de la protagonista, moneda de cambio de los propósitos ambiciosos de la madre con el fin de alcanzar la posición social perdida.


La sabiduría de Wyler mantiene presente el espíritu de la obra teatral adaptadandola acertádamente al lenguaje cinematográfico, jugando sabiamente con la posición de la cámara en una historia repleta de diálogos y rodada prácticamente en un escenario único. Fijos en la retina cinéfila quedan escenas inolvidables, como aquella en que Regina deja morir de un ataque al corazón a su esposo mirándole con la frialdad propia de una arpía, mientras este agoniza suplicando que le acerque su medicina, una de las cumbres de la perversidad femenina en el cine que el talento de Bette Davis hace absolutamente convincente, o aquella otra en la que la protagonista permanece erguida en la escalera de la mansión, viendo como se aleja su hija, logrando su ambición personal pero siendo abandonada por el afecto de los suyos, castigando así sus intrigas carentes del menor atisbo de humanidad.

El filme fue nominado a los tres Oscars de interpretación femenina, principal y secundario, anteriormente mencionados, si bien no logró ninguna de las codiciadas estatuillas. Sin embargo Bette Davis fue nombrada presidenta de la Academia tras su intervención en esa película, convirtiéndose en la primera mujer que ostentó este cargo en la historia, aunque solo permaneció 8 meses en el mismo.


El papel de Regina se convirtió en uno de los personajes "bombón" que toda actriz deseó representar en adelante para el lucimiento sus cualidades dramáticas, siendo interpretado en escena a lo largo de distintas décadas por famosas actrices que intentaron emular el triunfo de sus predecesoras entre las que se encuentran Elizabeth Taylor, Anne Bancroft o Simone Signoret. En España lo llevaron a escena Nuria Espert o Marisa de Leza entre otras.

Un filme excelente e imprescindible dentro de la filmografía de Davis y Wyler, muestra magnífica de teatro filmado y del mejor melodrama de la época dorada.