miércoles, 8 de mayo de 2019

FILMOTECA CLÁSICA... "IVANHOE" (1952) RICHARD THORPE




Esta adaptación de la conocida novela del escocés Sir Walter Scott fue la primera de las tres aventuras medievales que Robert Taylor rodó para la Metro a principios de los años cincuenta y posiblemente la mejor de ellas, las otras dos serían "Los caballeros del Rey Arturo" (1954) y "Las aventuras de Quintin Duward" (1955). Aprovechando los fondos que la productora tenía congelados en Inglaterra se desplazó gran parte del equipo americano a Europa para rodar en los escenarios naturales donde transcurre la acción original, lo que benefició enormemente al resultado final del filme, consiguiendo una excelente ambientación que da a la película un aire de leyenda medieval que va como anillo al dedo a la historia. El filme se convirtió en uno de los clásicos del cine de aventuras, dirigido con buen oficio por Richard Thorpe uno de los realizadores más prolíficos del cine americano y responsable de las otras dos incursiones medievales de Taylor en la década y de una de las cintas de aventuras más deliciosas de aquellos años "El prisionero de Zenda" (1952) protagonizada por Stewart Granger el aventurero por antonomasia de los años cincuenta.



El personaje de la novela es coetáneo de otro de los héroes más famosos de la literatura medieval, Robin Hood, que aparece brevemente en la cinta apoyando la revuelta contra el perverso Príncipe Juan y sus secuaces normandos que esclavizan y exprimen al pueblo sajón aprovechando el cautiverio del legítimo Rey Ricardo. Al igual que Robin, Ivanhoe es un noble sajón que se ve forzado por las circunstancias a compartir su estatus con una clase socialmente inferior al verse desposeído de su posición privilegiada. Lo que provoca un curioso caso de acercamiento entre clases en lucha por un objetivo común, sin tener en cuenta lo que ocurriría al recuperar su poder feudal.



Aunque a priori Taylor no parece la elección más adecuada, tanto por edad como por personalidad cinematográfica, lo cierto es que el actor está formidable. La apostura y sobriedad de las que dota al héroe de la historia da al personaje un aire de romanticismo legendario que le ayudaron a granjearse la simpatía del público, consiguiendo en cierta forma revitalizar y prolongar su carrera en un momento complicado en el cual la televisión empezaba a ganar la batalla al cine y los grandes estudios comenzarían a rescindir los contratos a largo plazo con sus estrellas en breve espacio de tiempo. El éxito de la cinta permitió a su protagonista rodar los siguientes títulos mencionados en los que en cierta forma repetiría con pocas variaciones pero igual acierto el cliché desempeñado en esta película. 



Acompañando al héroe titular se encuentran dos grandes damas del Hollywood dorado. De un lado una jovencísima y hermosa a más no poder Elizabeth Taylor como la judía Rebeca y del otro la madurita Joan Fontaine demasiado distante en el papel de la princesa Rowena, amada de Ivanhoe, que pierde la batalla ante la insultante belleza de la Taylor. Aunque el magnetismo con la cámara de Elizabeth es indiscutible, la interpretación de la actriz británica es totalmente insulsa e irrelevante, quedando como un elemento meramente decorativo. Sorprende que la intérprete de "Un lugar en el sol" rodada un año antes y en la que estaba formidable, se muestre tan ineficaz en esta ocasión. Al parecer el estudio le obligó a aceptar un papel que ella odió desde el primer momento, lo cual seguramente resintiera el resultado final. A pesar de su resistencia inicial la actriz encontraría el amor durante su estancia inglesa en la persona del actor británico Michael Wilding, veinte años mayor que ella, que se convertiría en su segundo marido. 



George Sanders sería el villano de la historia, con aquel cinismo que le hizo famoso y que hará del malvado Bois Gilbert uno de los personajes más interesantes de la historia. El resto del reparto estaba compuesto por actores ingleses y algunos de los secundarios más eficaces de la escudería de la Metro, varios de ellos repetirían en las otras películas medievales anteriormente mencionadas.



El filme cuenta con una factura irreprochable con todo el esplendor y lujo que solo la Metro Goldwyn Mayer solía ofrecer en aquellos años, las escenas de los torneos medievales y el asalto al castillo se convertirían en modélicas en su género y serían repetidos en otros tantos filmes de capa y espada a lo largo de décadas. Una película que haría soñar a generaciones enteras de escolares que soñaban con convertirse en el espadachín sajón en lucha contra la injusticia del príncipe Juan sin Tierra para restituir al legítimo Rey Ricardo Corazón de León en el trono de Inglaterra. A pesar de su formidable acogida sería una de las grandes perdedoras en la ceremonia de los Oscar de 1952 al no obtener ni una sola estatuilla, a pesar de haber sido nominada en las categorías de mejor película, fotografía en color y banda sonora. Aunque el filme se resarciría en taquilla recaudando cerca de 7.000.000 de dólares.