martes, 23 de enero de 2018

Filmoteca Clásica... "Casablanca" (1942) Michael Curtiz


Pocos títulos han alcanzado la estatura mítica de "Casablanca". Sus inmortales imágenes, sus célebres diálogos y la belleza de su leitmotiv emocional, la canción "As time goes by" (El tiempo pasará), forman parte de la cultura sentimental del siglo XX. Tanto es así que son conocidas incluso por aquellos que jamás han visto la película. Y sin embargo como ocurre con tantas obras maestras fue un rodaje tormentoso, con un resultado fruto casi de la casualidad. Para empezar ni Ingrid Bergmand ni Humphrey Bogart fueron las primeras elecciones para los personajes de Ilsa y Rick, aunque la química de la pareja sea hoy día una de las principales bazas de la película y no se conciba la historia sin ellos. Inicialmente la Warner la concibió como un vehículo romántico para la glamourosa Hedy Lamarr y el anodino Ronald Reagan, sin duda alguna el cambio de la pareja protagonista fue determinante, beneficiando enormemente al acabado del filme y su posterior repercusión. Tanto Bogart como Bergmand se convierten en el paradigma de los amantes condenados a no tener un final feliz, inmortalizando la estatura mítica de su amor. Pero ni siquiera este desenlace estuvo claro hasta el final. Es sabido que Ingrid Bergmand se pasó la película preguntándole a su director, Michael Curtiz, de quién debía mostrarse enamorada, si de su esposo en la ficción Paul Henreid o del cínico pero irresistible Boggie. El guión se iba reescribiendo durante el rodaje y en ocasiones los actores no tenían apenas tiempo para ensayar sus escenas, este hecho aportó aún mayor autenticidad a la interpretación de Ingrid, a la inseguridad emocional que transmite durante toda la película, debatiéndose entre su pasión por Bogard y la lealtad hacia su esposo.




El argumento se centra en la búsqueda y lucha por obtener unos pasaportes con los que escapar de Casablanca rumbo a EEUU que Bogard tiene en su poder, en medio del caos de la segunda guerra mundial en una ciudad aparentemente neutral pero vendida a los alemanes. Bogard debe elegir entre quedarse con los documentos y usarlos para retener egoistamente a Ilsa a su lado o permitir que escape de las garras de los nazis con su esposo, líder de la resistencia huido de un campo de concentración alemán. Sin embargo, la historia de amor de Ilsa y Rick es tan potente que el resto de la historia pasa a un segundo plano, incluida la guerra, sólo nos interesa saber cual será el destino de los amantes, interrumpido cuando ella abandonó París de forma misteriosa dejando a Rick desolado.



Ni los actores, ni el equipo técnico se imaginaron que estaban dando vida a uno de los títulos más emblemáticos de la historia del cine. Todos pensaban que iba a pasar con más pena que gloria. Ingrid Bergmand estaba deseando terminar para incorporarse al rodaje de "¿Por quién doblan las campanas?" (1943) que suponía iba a ser uno de los hitos de su carrera, estaba encantada con su personaje de guerrillera española en lucha contra el fascismo que le ofrecía la adaptación de la novela de Hemingway, sin embargo aquella película no aportó gran cosa a su filmografía, sería el culto que obtendría a lo largo de los años el filme de Curtiz quién haría que la actriz ganase la inmortalidad, convirtiéndose en foto fija de la historia del cine y portada del Hollywood clásico. Para Bogart que había alcanzado un estrellado tardío tras largos años de papeles secundarios en la pantalla, fue la película que le consagró y en la que terminó de encontrar su personalidad como estrella, el rol del tipo duro de vuelta de todo, desconfiado y hecho a base de cinismo, pero con buen corazón al fin y al cabo. Una de las citas geniales de la película la da su personaje cuando el Mayor Strasser intenta tantear su ideología política preguntándole cual es su nacionalidad, a lo que Bogart contesta "borracho". El filme está plagado de frases célebres que son un almanaque del cine romántico... "los alemanes iban vestidos de gris y tú de azul", "de todos los cafés del mundo tenía que aparecer en el mío", "tócala Sam, toca el tiempo pasará", "siempre nos quedará París" o la que cierra la película "intuyo que esto es el comienzo de una gran amistad"... Son frases que han calado tan hondo que son utilizadas como muletillas por la cultura popular.



El resto del elenco pertenece a lo mejor de la escudería Warner. Claude Rains como el ambiguo jefe de policía francés, pendiente siempre de sacar provecho de cualquier situación con muy pocos escrúpulos y cuyo papel será determinante en el desenlace de la historia. Paul Henreid como el sufrido esposo de Ilsa, antítesis de Rick, héroe de guerra y representante de la libertad frente a la tiranía nazi. Peter Lorre como el siniestro contrabandista, otro personaje oscuro que se mueve en el un mundo donde el miedo y el instinto de supervivencia cobra un protagonismo esencial en la vida de los personajes. O el fabuloso Conrad Veit uno de los mejores malos de la pantalla, como el odioso Mayor Streasser destinado a morir dejando un final abierto a la esperanza y el triunfo aliado.



La fotografía del filme es sencillamente maravillosa, consiguiendo crear una atmósfera mágica, casi irreal en algunas escenas, dando al blanco y negro una entidad propia que lo sitúa como un personaje más de la trama, apuntalando los sentimientos, desarrollando el mundo interno de los protagonistas. La cuidada iluminación de Bergman es de escuela de cine, no solo la muestra más bella que nunca, hace que aparezca llena de brillo interior realzando el carácter romántico de su personaje, sin duda la actriz aprovecha esta circunstancia como un recurso más sublimando su interpretación. La dirección de Curtiz, magnífica, nos atrapa con un montaje tan bien conseguido que en ningún momento hace sospechar las dificultades creativas por las que pasó el filme durante su gestación. Y no podemos olvidar el tema inmortal del filme, "El tiempo pasará", una magnífica canción que se ha convertido en banda sonora del cine en si mismo, versionada por multitud de primeras figuras de la canción, encontró en la voz de Dooley Wilson su intérprete ideal. Como anécdota comentar que el músico no sabía tocar el piano y tan solo simulaba hacerlo durante las escenas.



"Casablanca" obtuvo un importante éxito en su momento, logrando nada menos que 8 candidaturas a los Oscars de 1943, de los cuales consiguió los relativos a la mejor película, mejor director y mejor guión, en una época en la que el palmares estaba copado de obras maestras año tras año. Sin embargo no sería hasta los años 70, al ser revisado en cine clubs y televisión, cuando empezaría a ser reivindicado como la obra maestra que es, obteniendo el crédito del que goza en la actualidad. Es difícil hablar de ella sin decir algo que ya esté dicho o escrito, es como "Lo que el viento se llevó" (1939) el clásico entre los clásicos, tanto es así que suele aparecer de forma invariable en todas las listas que recogen los mejores títulos de la historia del cine y sus obras más influyentes. Una película absolutamente inolvidable, que lleva hechizando décadas, demostrando que sin duda para ella "el tiempo no pasará..."




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