jueves, 28 de mayo de 2015

MIS ESTRELLAS FAVORITAS... ERROL FLYNN


Él es el aventurero por antonomasia... Ningún otro actor ha representado con igual fortuna este cliché hasta hacerlo permanecer en el tiempo asociado a su figura. Llegó al mundo del cine con su incandescente dinamismo, sensacional apostura y perfecta sonrisa enmarcada en un perfilado bigotillo y borró con cuatro mandobles el recuerdo de sus precedentes en el mudo, comenzando por la estrella por antonomasia del género Douglas Fairbanks, e imponiendo su trono a perpetuidad. Nadie después de él supo llenar bosques, océanos, ríos y praderas con tanta autoridad.

Antes de dedicarse a la interpretación practicó los más diversos oficios en su Australia natal. Parece ser que el fuego de la aventura corria por sus venas, haciendo gala de una energía incombustible que le llevó a probar suerte como boxeador, minero, marinero, periodista o pescador. Finalmente se decidió a estudiar arte dramático, iniciando una breve carrera como actor teatral, pero su evidente atractivo y envergadura física le abrieron tempranamente las puertas del Cine.

A pesar de no ser un actor académico fue capaz inyectar a sus interpretaciones de una vitalidad que le hizo ser extremadamente eficaz, no solo en terreno de la aventura, donde como ya se ha dicho reinó por derecho propio, sino en alguna comedia menor y algún drama de cierto empaque.

Sin embargo su recuerdo permanecerá eternamente asociado al ciclo de aventuras de la Warner dirigidas en su mayoría por el húngaro Michael Curtiz, junto a una damita de excepción en sus brazos, la dulce y magnifica Olivia de Havilland antes de dar el salto a gran dama de la pantalla con sus melodramas de altos vuelos. La saga empezó con una maravillosa cinta de piratas "El Capitán Blood" (1935) que supuso la revelación de ambos como pareja ideal y culminó con el brillante western "Murieron con las botas puestas" (1941), en el ínterin toda una serie de títulos inolvidables.. "La carga de la brigada ligera" , "Dodge, ciudad sin ley", "La vida privada de Elizabeth y Essex", "Camino de Santa Fe" y muy especialmente la obra maestra de todo el ciclo,"Robin de los Bosques" (1938), título imprescindible a la hora de abordar el género y personaje asociado permanentemente a su memoria. De la veintena de Robin Hood que han adornado la pantalla, ninguno tan real, tan irresistiblemente simpático, tan extraordinariamente entretenido como el de Errol. Él es sin lugar a dudas la auténtica encarnación de Robin de los Bosques.

Sin su encantadora compañera siguió cosechando éxitos en películas como "El príncipe y el mendigo", "El halcón del mar", "Oro, amor y sangre", "San Antonio" o "El burlador de Castilla".

Aunque durante la segunda guerra mundial protagonizó varios filmes de propaganda bélica, algunos de ellos como "Objetivo Birmania" muy populares, al finalizar la contienda sobrevino su declive profesional, debido principalmente al carácter juerguista y vividor del actor, unido a su adicción al alcohol y todo tipo de sustancias que comenzaron a pasar factura de forma alarmante, presentando un galán prematuramente envejecido, de rostro endurecido, en el que era difícil reconocer la frescura y gallardía de sus interpretaciones de antaño. Aún así amparándose en su antigua fama, la industria le siguió eligiendo como la encarnación de héroes famosos en títulos como "El señor de Ballantry", "Kim de la India", "La taberna de Nueva Orleans" o "La isla de los corsarios", donde la estrella salió airoso amparándose en lo que conservaba de su apostura y carisma personal.

Los últimos años de su vida trajeron la imagen de un hombre alcoholizado y decadente, con una leyenda de crápula a sus espaldas que él mismo se encargó de alimentar en su autobiografía "Aventuras de un vividor". Reconocido gran amante, sus escarcéos amorosos fueron piedra de escándalo en la época, se le llegó a juzgar por violación a una menor, aunque finalmente salió libre de cargos. Su reconocida adicción al sexo le llevó a explorar la bisexualidad con algunos de sus compañeros, se dice que entre sus amantes masculinos se encontraban los nombres de Tyrone Power o Truman Capote, incluso se cuenta que David Niven, compañero de piso de la estrella durante su etapa de esplendor en la Warner, le rechazó ganándose su enemistad de por vida.

Falleció víctima de sus excesos con tan solo cincuenta años de edad. Aunque más allá de la imagen de icono sexual que derrochaba su vitalidad a manos llenas en orgías de drogas y alcohol, durante las fiestas privadas de aquel Hollywood prohibido, permanece la leyenda de aquel encantador héroe romántico que iluminaba la pantalla con su sonrisa, derrotando a los más crueles villanos espada en mano para obtener el amor de cierta bella dama prisionera en las almenas de un castillo medieval, influyendo en los sueños adolescentes de generaciones de escolares que ansiaban replicar sus hazañas sin cuento culminadas con un inevitable... "Y vivieron felices para siempre".

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