martes, 24 de febrero de 2015

CON ACENTO ESPAÑOL... EL INESPERADO BOOM DE "EL ÚLTIMO CUPLÉ" (1957) JUAN DE ORDUÑA


A veces los mayores éxitos son fruto de un conjunto de afortunadas casualidades que hacen que de manera inesperada el público enloquezca con un fenómeno y lo sitúe en la historia por encima de otras consideraciones artísticas. Este es el caso de "El último cuplé" una de las películas más significativas e influyentes en la historia del cine español. Un filme que marcó un antes y un después, no solo para una mujer, sino que se alzó como un fenómeno sin precedentes en la industria española, haciendo que toda la cinematografía nacional se moviese en torno a su impacto durante más de una década.

Inicialmente nadie creía en las posibilidades de este folletín con la historia del cuplé como fondo. En los años cincuenta el cuplé era un género muerto y olvidado, con lo que el director Juan de Orduña anduvo mendigando por todas las productoras de la época buscando financiación para el proyecto. Hubo un intento de co-producción con Italia que no llegó a fructificar, por lo que finalmente se decidió a producir el mismo la película con la ayuda de su hermano, aunque cedería la distribución a Cifesa, que haría una auténtica fortuna ante el inesperado éxito de la cinta.

El guión debido a José Mª Arozamena, contaba con todos los tópicos del melodrama más desmelenado, desde la ascensión a la cumbre de la humilde muchacha convertida en estrella de la canción, hasta el descenso a los infiernos ante el fracaso personal de la mujer. Todo ello salpicado por más de una veintena de canciones, once de ellas interpretadas por la protagonista, que hacían avanzar la historia apostillando por lo general los sentimientos y pasiones planteados por el argumento.

El rodaje se realizó en Barcelona, utilizándose el escenario del Liceo en varias escenas y con la participación de sus coros en diversos números de la película.

Pero "El último cuplé" es ante todo el nacimiento de una estrella que alcanzó categoría de Mito. Vista hoy no se justifica su impacto sin la presencia de su protagonista Sara Montiel. Parece ser que para encarnar a María Luján, Juan de Orduña quería contar inicialmente con Juanita Reina, uno de sus descubrimientos cinematográficos, que rechazó el papel por considerarlo demasiado osado para su estilo e imagen pública. Posteriormente pensó en Imperio Argentina y Carmen Sevilla, pero seguramente ambas estrellas tenían un caché muy por encima del que Orduña podía ofrecerles por su participación en la película. Entre tantas conjeturas lo cierto es que había tenido un primer contacto con Sara Montiel en 1955, cuando esta había regresado a España con su madre para visitar a su familia. Sara vivía por aquel entonces en EEUU, donde había iniciado una breve carrera como co-star con títulos importantes como "Veracruz" (1954), pero en nuestro país era prácticamente una desconocida, desde que partió para México en 1950. Finalmente el director llega a un acuerdo con la actriz, aunque esta debe pagarse el pasaje hasta Madrid, ya que el dinero obtenido por Orduña es el justo para realizar la película.

Sara daría vida a la protagonista, pero no sería ella quién interpretaría los números musicales, para ello estaba previsto contratar a una gran cantante de aquellos años, según unos Concha Piquer, según otros Lilián de Celis, pero en el último momento la artista prevista se echó para atrás haciendo que Orduña le pida a la propia Sara que ponga voz a los viejos cuplés. Fue la locura...

El estreno se llevó a cabo en el madrileño Cine Rialto en Mayo de 1957 para cubrir la cuota de pantalla que exigía la exhibición de dos películas españolas por una americana, aquel año la expectación se centraba en torno a la película "Fantasía" (1942) de Walt Disney. Sin embargo de forma sorprendente desde su presentación la película obtiene un éxito clamoroso. Las mismas personas que acababan de verla por la tarde, se ponían en la cola para comprar entradas por la noche, haciendo que se mantenga en cartel durante un año entero, mientras que "Fantasía" ha de pasar a estrenarse en otro local. El presupuesto final del filme rondó los ocho millones de pesetas, solo en el local de su estreno llegó a superar los quince millones de recaudación y cerca de 150 millones de pesetas en todo el mundo, convirtiéndose en el filme más taquillero del cine español hasta ese momento.

Sara Montiel no pudo asistir al estreno al encontrarse de nuevo en Hollywood donde había contraído matrimonio con el director Anthony Mann. Se había marchado sin ninguna nostalgia de España. Lo único que recordaba de la película era la pobreza de medios con que fue rodada, la imposibilidad de repetir escenas por falta de celuloide, vestidos de papel y continuos parones en el rodaje con el fin de obtener financiación para poder terminar la cinta. Es su representante Enrique Herreros quién le pone al corriente del fenómeno a través de una conferencia telefónica. A su regreso a Madrid Sara es recibida en honor de multitudes, colapsando con su presencia el tráfico de la capital. A partir de entonces, nunca más regresaría a Los Ángeles, desarrollando el resto de su carrera en España con éxitosas co-producciones que no solo la convirtieron en la mayor estrella de habla hispana, sino que hicieron de ella una mujer muy rica, ya que la actriz llegó a percibir un millón de dólares de la época por cada una de sus participaciones en el futuro. Los siguientes títulos de la estrella harían la fortuna de los productores, siendo exhibidos con gran éxito en todo el mundo.

La inevitable censura de la época calificó al filme como "altamente peligroso". Los guardianes de la moral patria, empeñados en salvar las almas de los españolitos de a pie, consideraban el cuplé y sus letras llenas de dobles sentidos algo pecaminoso, así como la carnal imagen de la Montiel, que hubo de pasarse la película tapando muslos y escotes para que no retirasen la cinta, por no hablar de los famosos besos "a boca abierta" que la estrella propinaba a sus galanes. Incluso hubo de modificarse el argumento, ya que originalmente la protagonista, cansada y destruida terminaba suicidándose. Pero la censura no consintió tal cosa, ya que el suicidio era considerado un pecado mortal y un mal ejemplo moral, haciendo que muriese de un ataque al corazón ante el reencuentro emocionado con su público tras años de separación...

El impacto causado por la película trajo consigo un aluvión de títulos de idénticas características y un revival por "La Belle Epoque" que llegaron a colapsar la producción nacional. Todas las cantantes del momento incorporaron el cuplé a su repertorio desde Nati Mistral a Imperio Argentina, pasando por Marujita Díaz o Mikaela, hasta la mismísima Lola Flores haría un cameo como cupletista en "Las de Caín" (1957), interpretando "a su manera" el cuplé "Los amores de Ana".

1 comentario:

  1. Sara Montiel ha sido la única diva indiscutible de renombre internacional que lanzó el cine español, la más grande de todos los tiempos.

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