domingo, 22 de febrero de 2015

MIS ESTRELLAS FAVORITAS... LANA TURNER


Sin duda alguna ella es "la reina del glamour"... Nunca fue una buena actriz, ni una gran personalidad, pero el magnetismo de su belleza hechizó a millones de espectadores durante décadas, convirtiéndola en una de las "sirenas" más fascinantes del Hollywood dorado. Su rostro perfecto, inexpresivo, su mirada hierática, seductora y poderosa, su pecaminoso cuerpo enfundado en un provocativo top blanco sirvió como ningún otro a los propósitos del cine negro en "El cartero siempre llama dos veces", donde fue una Cora inmortal capaz de llevar al asesinato a John Garfield y a cualquiera que se cruzase en su camino. 

Ninguna otra estrella fue capaz de dar tanto con tan pocos recursos, ni de llegar tan lejos sin necesidad de métodos. Lana fue el más claro ejemplo del "star quality", esa cualidad indefinible con la que se nace y que hace que la cámara se enamore de un rostro y se apodere de el, transformándolo en algo mágico al proyectarlo en la pantalla. 

Esa capacidad de impactar a través de la imagen, la convirtió en una inolvidable My Lady Winter para "Los tres mosqueteros" (mi Lana favorita), donde su máscara bellísima revistió al personaje de un atractivo mortal, un erotismo tan sofisticado que nos hace rendirnos ante una malvada de tal poderío, haciéndonos dudar si Dumas soñó con ella para dar vida el personaje de su famosa novela. Esas mismas cualidades, aunque con un tratamiento menos interesante adornaron un sin fin de títulos, en los que lo único que importaba era su magnífica fotogenia, arropada por espectaculares decorados, fastuosos vestuarios y magníficos elencos, como solo la Metro podía ofrecer en aquellos años. Lana se paseo por todos ellos sin despeinarse, con el porte de una diosa y la expresividad de una estatua, aunque bien es cierto que cuando se topó con directores interesados en explotar su magnetismo demostró mucho más de lo que se espera en un principio. En este sentido estuvo maravillosa como la actriz manipulada por Kirk Douglas en "Cautivos del mal", donde Minnelli le brindó su mejor papel, y en dos soberbias muestras del mejor melodrama americano "Imitación a la vida" y la escandalosa "Vidas Borrascosas" (Peyton Place) que mostraba las miserias de una ciudad de provincias aparentemente modélica, pero llena de secretos y doble moral.

Su vida privada fue igualmente intensa, contrajo matrimonio en siete ocasiones y recibió toneladas de publicidad cuando su amante, el gánster Johnny Stompanato fue asesinado a manos de su hija Cheryl. Las escenas de Lana declarando en el juicio hicieron correr ríos de tinta y lejos de perjudicar su carrera incrementaron su popularidad como madre sufridora, humanizando su figura de estrella inaccesible.

Como tantas viejas glorias terminó sus días en la televisión alimentando el reparto de infumables culebrones sobre sagas familiares, indignas de su fama de antaño. Murió víctima de cáncer a los 74 años, pero ninguna enfermedad es capaz de destruir los sueños, ni enterrar los mitos... Es por esto que su imagen de ninfa rubia, espléndida, imponentemente hermosa sigue brillando con idéntica fuerza en el Olimpo eterno de las Diosas del Cine

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