sábado, 24 de enero de 2015

HISTORIAS DE CINE... GABLE A PECHO DESCUBIERTO

El Cine ha sido sin duda alguna desde su nacimiento, el arte más influyente en el uso y costumbres de la sociedad. Millones de personas han copiado vestuario, peinado, maneras y personalidad de sus estrellas, en un intento desesperado de parecerse a ellas. En este sentido los astros de la pantalla han ejercido, bien por su belleza o magnetismo, de modelos a seguir, convirtiéndose en muchos casos en iconos de una época marcando huella durante generaciones, incluso más allá de su muerte. Recordemos en este sentido los casos de James Dean o Marilyn por citar algunos de los más conocidos.

Esta fascinación estaba ya presente en el cine mudo, pero fue en la década de los treinta del pasado siglo cuando los Estudios de Hollywood potenciaron más que nunca la "magia" de sus estrellas creando un modelo de producción que era capaz de generarlas a decenas, siendo copiado de manera local por las principales cinematografías europeas... Fue la etapa dorada del "Star System".

Clark Gable fue una de las más grandes de todos los tiempos y su influencia en el imaginario de la época absoluto. Miles de barones lucieron el famoso bigotito y pelo engominado característicos del actor, con el objetivo de ejercer el mismo magnetismo que el galán por excelencia provocaba sobre las féminas del momento. Tanto es así que tras el estreno de "Sucedio una noche" (Frank Capra, 1934), ocurrió un hecho sin precedentes que afectó al negocio textil de América. En una célebre escena de aquella excelente comedia que le valió el Oscar al mejor actor, Gable pasaba la noche con Claudette  Colbert en un motel de carretera con una manta colgada entre ambas camas haciendo de "muralla de Jericó", ya que la pareja no se conocía. Al quitarse la camisa, el actor dejaba ver que no llevaba camiseta interior, lo que hizo que las ventas de esta prenda disminuyeran entre el público masculino de forma alarmante. Hubo que esperar dos décadas para que otro macho por excelencia, el rudo Marlon Brando de "Un tranvía llamado deseo", la pusiera de nuevo de moda, haciendo que los fabricantes de la misma pudieran respirar tranquilos...

Eran los años en los que la gente soñaba una vida idealizada, a través del reflejo de otras vidas fingidas proyectadas sobre un lienzo blanco...



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